Llevo mucho sin contaros nada porque ha venido Bea de visita aprovechando las vacaciones de Autumn Break que hacen en Dinamarca a mediados de octubre. Como ha estado bastantes días hemos visitado Vilnius y también hemos aprovechado para hacer un pequeño tour por los países Bálticos o, como los llama ella, "mis países".
PRIMERA ETAPA: VILNIUS
Estuvimos visitando toda la ciudad: el centro, la catedral, Uzupis, el castillo Gediminos... incluso nos dio tiempo a hacer algo de compras, así aproveché y conocí el centro comercial más grande de la ciudad. Es un complejo enorme en las afueras de la ciudad. Las tiendas son como cualquier otro centro comercial, aunque las que más se prodigan son sin duda las zapaterías. Yo aproveché y me compré unas deportivas por sólo 20 eurillos porque las mías están dando sus últimos coletazos de vida.
Yo ya había probado la comida típica lituana: los Cepelinai o Zeppelines, que son patatas rellenas de carne. Hay dos versiones: fritas o hervidas. La que más rica está es lógicamente frita. Lo mejor de todo fue que no encontrábamos ningún sitio donde comerlos (a mí me llevó mi mentora y yo no recordaba el sitio), así que le preguntamos a una pareja de más o menos nuestra edad que dónde podríamos encontrarlos. Ni cortos ni perezosos se pusieron a andar y nos dijeron que era muy difícil explicárnoslo y que tampoco lo tenían muy claro, así que nos guiarían. Estuvieron andando con nosotros un cuarto de hora o incluso más tiempo, nos dijeron dónde había un mercadillo, nos estuvieron contando cosas de Lituania (como que cuando hay -20ºC los niños tienen permitido no ir al colegio, y que a -25ºC todos los estudiantes pueden quedarse en casa) y nos llevaron hasta la puerta de un restaurante genial. Se portaron de diez.
Mucha gente aquí es así de atenta y amable. Además por lo general nos tienen bastante aprecio a los españoles, aunque se sorprenden cuando ven que nuestro nivel de inglés es mejor que "Hello" y "Party". Nuestra fama nos precede. Es curioso cómo se me ha desmontado totalmente la idea de la gente fría de los países bálticos: son mucho más cercanos con la gente desconocida que en España.
Otra curiosidad nos la encontramos simplemente paseando, os dejo con la foto:
SEGUNDA ETAPA: TRAKAI
Trakai es una pequeña ciudad que está 28 Km al oeste de Vilnius. Se tarda sólo media hora en tren. Fuimos a pasar el día y, aunque hacía frío, nos hizo un día precioso. El Parque Nacional Histórico de Trakai fue fundado el 23 de abril de 1991 para preservar Trakai como centro acondicionado del Estado lituano, así como su auténtica naturaleza. Es el único parque nacional histórico no sólo en Lituania, sino también en toda Europa. Lo más característico es su castillo, rodeado por un lago.
En Trakai me compré también el maravilloso gorro de ruso que veréis en alguna foto más adelante. Me encanta, es lo más calentito que se ha inventado.
A lo largo del camino encuentras muchos muelles con algún barquito incluso. Las vistas y la naturaleza son preciosas.
Al irnos vimos una puesta de sol preciosa. Aunque la cámara de fotos de Bea estaba sin batería conseguimos hacer alguna foto.
TERCERA PARADA: KLAIPEDA
Klaipeda es el único puerto de mar importante de Lituania en el Báltico. Desde allí salen ferries a Suecia, Dinamarca y Alemania. Es una ciudad pequeña y de casas bajas y muy bonitas.
Al ir a Klaipeda tuvimos una pequeña aventura: fuimos con las maletas y estaba lloviendo, por lo que calculamos mal el tiempo de trayecto hasta la estación de trenes.
Llegamos 6 minutos antes de que saliese nuestro tren, sudando y tras mucho correr. Me acerqué a la taquilla mientras Bea esperaba con las maletas en las escaleras que iban a los andenes y pedí 2 billetes (en lituano, porque las taquilleras del tren no saben lo que es el inglés).
Cuando me fueron a cobrar saqué la tarjeta de crédito y la taquillera me indicó que tenía que ir a la taquilla de al lado. Al ir a atenderme me dijeron que ya faltaban menos de 5 minutos para que saliera el tren y no podía pagar con tarjeta (todo esto mitad lituano mitad signos... no sé ni cómo nos entendimos). Saqué dinero en efectivo y me sacaron corriendo el billete. Llegamos al tren justo cuando estaba a punto de salir pero pudimos subirnos.
Con las prisas no había comprobado el billete... sólo me habían dado uno. La revisora nos dijo que podíamos comprarlo en el tren, pero no podía ser con tarjeta de crédito y no teníamos Litas en efectivo. De nuevo mitad lituano, mitad inglés, mitad gestos... ofrecimos pagar en euros. Tras un rato aceptó: 16€. Sacamos el dinero y sólo teníamos 13... el tren estaba ya en marcha, nosotros sudando la gota gorda por el carrerón, las maletas y nuestra ropa empapada...
Tras seguir intentando arreglar las cosas con el enorme hándicap del idioma llegamos a un acuerdo: ellos se quedarían nuestros euros, al llegar a Kláipeda yo bajaría del tren, sacaría dinero y pagaríamos el billete restante, y ellos entonces nos devolverían los euros. Así lo hicimos.
Hay un parque con muchísimas esculturas. Es precioso el entorno entre tanta naturaleza.
Klaipeda nos sirvió de puente a nuestra siguiente parada: Nida
CUARTA PARADA: NIDA
Con diferencia el sitio que más me ha gustado de este minitour que hemos hecho. El municipio de Neringa y su capital Nida son zonas costeras con una amplia zona de playas, situadas en una pequeña franja de terreno que, a su mitad, ya forma parte del enclave ruso de Kaliningrado.
Madrugamos para coger el ferry que nos llevaba a la pequeña "manga" en la que está Nida. El ferry tarda 3 minutos en cruzar el estrecho. Allí cogimos un autobús que en 1 hora nos llevó hasta Nida.
Nada más llegar nos encontramos un amanecer precioso en el puerto.
Tras desayunar nos fuimos a visitar la duna más grande de Europa, de 60 metros de altura. Las vistas desde allí son impresionantes. Pudimos subir a lo más alto e incluso caminar por la duna.
Después de visitar la duna nos fuimos andando una media hora a través del bosque para llegar al lado de Nida que da al Mar Báltico. Todas las playas de Nida tienen la bandera azul de calidad europea. La arena es blanca y fina, el agua está limpísima y el paisaje es asombroso.
Tras esto, una última vuelta por la ciudad y vuelta a Klaipeda.
QUINTA Y ÚLTIMA ETAPA: RIGA
Riga es la capital de Letonia. Desde Klaipeda tardamos 4 horas en autobús. Hicimos una ruta de visita que nos recomendaron en la oficina de turismo para ver todo lo importante en un día. Lo bueno de Riga para visitar es que todo está cerquísima entre sí, lo que evita perder el tiempo en traslados.
Es una ciudad maravillosa y tiene un toque incluso mágico. Tener la posibilidad de ver tantos edificios bonitos juntos es increíble.
Incluso nos hicimos una foto con los trotamúsicos de Bremen
Y por la tarde tuvimos de nuevo la oportunidad de ver una puesta de sol sobrecogedora desde la orilla del río. Os recomiendo que pinchéis en las imágenes para verlas en grande porque realmente merecen la pena.
Y ese ha sido nuestro tour, que nos ha encantado.
Intentaré contaros más cosas pronto.
Besos y abrazos.
Jaime.