Vilnius

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martes, 30 de noviembre de 2010

Tour Danés

Ya he vuelto a tierras lituanas. Aterricé la madrugada del domingo al lunes y llegué a la residencia más o menos a las 2 de la mañana. Debería haber llegado 3 horas antes, pero retrasaron mi vuelo una y otra vez. Al menos no lo cancelaron, que era algo que viendo el ritmo que llevaba de retrasos lo llegué a ver muy cercano.

Llevo dos días ultimando trabajos y entregas antes de las dos semanas de exámenes (el lunes que viene empiezo) y ahora ya sólo queda ir estudiando a mi ritmo. Así que ahora que tengo un rato de tranquilidad os voy a contar mi viaje.



PRIMERA ETAPA: COPENHAGUE

Como ya os conté, llegué el jueves a Copenhague y estuve esperando a Bea que tenía que llegar de Horsens. Llegó a eso de las 9 y media de la mañana, así que tuvimos todo el día por delante para visitar la ciudad. Lo primero que visitamos fue la plaza del ayuntamiento. Es una plaza enorme en la que tienes a un lado el Tivoli, a otro lado la calle principal de Copenhague y justo delante el ayuntamiento, escoltado por unas gárgolas (o algo similar).


Entramos en el ayuntamiento, donde había una exposición de pintura muy interesante. Allí mismo pudimos ver un reloj-calendario impresionante, tenía más de quince ruedas y cada una indicaba una cosa: desde las horas, minutos y segundos hasta las fases de la luna o de los planetas con respecto al Sol.

Seguimos por la calle principal. Es una calle muy bonita, con casas bajas y muchas tiendas (imaginaos la calle Preciados de Madrid). Por supuesto todo tiene un precio prohibitivo para quien venga de España. Me gustó mucho la tienda de Lego (Lego es una marca danesa, tienen en Dinamarca incluso un parque de atracciones que se llama Legoland), donde ya tienen puesta la decoración de Navidad.


Saliendo de la calle principal nos encontramos otra plaza en la que se encuentran los hoteles y edificios más caros de toda Dinamarca y donde también se alza la Ópera de Copenhague. Es una pena que la plaza estuviera en obras, desmerecía bastante el paisaje.

Allí encontramos un regalito especial para Agus y Carla. Para que vean que me acuerdo de ellos vaya donde vaya.


Y allí mismo se encuentra el Nyhavn. El Puerto de Nyhavn es sin duda una de las peculiaridades más destacables de Copenhague. Una sucesión de casitas antiguas de colores recorren ambos lados del canal más famoso de la ciudad. Actualmente están ocupadas por la pequeña burguesía urbana y por el turismo: cafeterías, pequeños hoteles...

Tiene su encanto por los barcos inmóviles que hay en el canal y el colorido tan variado de las casas. Antiguamente era una zona destinada a marineros sin trabajo, prostitutas y borrachos, aunque hoy en día es una de las mejores zonas. El escritor Hans Christian Andersen vivió veinte años en el nº 18 y en el nº 67.


Tras visitar el Nyhavn pusimos rumbo a Christiania. En 1971 el ejercito danés abandonó los cuarteles de Christianshavn, situados en pleno centro de la ciudad. Fue entonces cuando un movimiento "okupa" hizo un llamamiento a todos los jóvenes de Europa con ideología hippie, "okupa" y liberal para ocupar las 22 hectáreas del terreno militar.



El Gobierno dejó hacer esta ocupación hasta el punto de reconocer este suceso como un experimento social llamado “la ciudad libre de Christiana”. La venta de drogas blandas (marihuana y hachís) estaba permitida dentro de lo que se considera el barrio de Christiania. Las autoridades aceptan esta situación siempre y cuando no se derive hacia las drogas duras.

Estaba ya anocheciendo cuando nos preguntábamos si entrar o no al Tívoli. Los jardines del Tivoli son un parque de atracciones muy conocido. Habíamos leído en Internet que merecía la pena, así que decidimos comprar una entrada general (sin derecho a montarte en ninguna atracción) y lo visitamos.


Fue la mejor decisión que pudimos tomar. El parque es precioso y está ya totalmente decorado con motivos navideños. Estuvimos cerca de 2 horas dando un paseo y viendo el ambiente. Es curioso, pero nos dimos cuenta de que hay gente que va simplemente a pasear por allí, aunque tengan que pagar entrada.

Os pongo unas cuantas imágenes para que veáis de qué os hablo.




El día no dio para más. Habíamos madrugado mucho y el frío causaba ya estragos.


Al día siguiente fuimos a ver La Sirenita, pero resultó estar en la Expo de Sanghai y la traían justo al día siguiente. La verdad es que fue mala pata. Nos hizo además un día muy malo y, aunque visitamos unos jardines preciosos, se hacía bastante incómodo por culpa del frío, la lluvia y, sobre todo, el viento.


Por la tarde-noche subimos a la torre del observatorio astronómico. Las vistas de la ciudad desde allí son preciosas.



SEGUNDA ETAPA: MALMÖ

Malmo no es una ciudad danesa, sino sueca. Se cruza en tren desde Copenhague a través de un puente y se tarda apenas media hora. Lo más interesante que ver en Malmö es el Turning Torso, un edificio de 190m de altura (el más alto de Suecia) diseñado por el arquitecto e ingeniero español Santiago Calatrava.

La principal característica y atractivo del edificio es que la cúspide está girada 90º respecto a la base. Es toda una obra de ingeniería.


Las vistas del mar Báltico son preciosas. Estuvimos en un rompeolas increíble.


Luego visitamos el centro de la ciudad. es una ciudad similar a todas las danesas: casas bajitas, ladrillo y tejados de zinc. Uno de los símbolos de la ciudad es esta escultura:


Después visitamos la catedral y el castillo de Malmö, pero nos volvimos pronto a Copenhague porque teníamos 3 horas más hasta Horsens.

TERCERA ETAPA: HORSENS

 Lo más destacable de Horsens fue la nevada con la que amaneció la ciudad el viernes.


Increíble. Eran casi 10cm de nieve. ¿Recordáis el parque tan verde de la primera visita? Miradlo ahora.






Para que comparéis os pongo la misma foto tomada con 2 meses de diferencia:



 


Esa tarde echamos una guerra de bolas de nieve contra los daneses... fue una mala idea, jajaja. Yo pensaba que consistía en hacer bolas de nieve y tirárselas a los otros, pero nos pillaron desprevenidos cuando salieron corriendo hacia nosotros para tirarnos al suelo y rebozarnos de nieve. ¡Qué bien sentó el café caliente de después!

Besos y abrazos.
Jaime.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Nos vamos!

Actualizo desde el aeropuerto de Vilnius. Son las 5:34 y mi avión sale a las 6:30. ¿Que adónde voy? A Copenhague, ya os contaré qué tal es aquello.

Teniendo en cuenta que mi planta en la residencia es la planta de los españoles y los portugueses, imaginaos la que se lió ayer. Me fastidiaba perderme el partido, pero decidí intentar dormir un rato, que el madrugón ha sido importante. Si embargo, después del 4-0 que nos han endosado, me alegro de haberme quedado calentito en la cama.

No sé cómo, pero he conseguido mantener una conversación con el taxista mitad en lituano mitad en inglés. Me inventaba la mitad de las palabras lituanas, pero parecía que a veces hasta nos entendíamos. Ha sido bastante surrealista.

Poco más que contaros: falta un mes exacto para que vuelva a España por Navidad (como el turrón bueno). Espero sacar tiempo para veros a todos un rato, porque voy a estar bastantes días.

P.D: ¿habéis visto qué ciudad más "modenna" con wifi gratis en el aeropuerto y todo? Dicen que Lituania es uno de los países europeos con mejor conexión a internet.

P.D.2: Como un post sin foto queda un poco soso os dejo una mía de los primeros días en Vilnius. Estilo que tiene uno, oiga.



Edito actualización: ya he llegado a Copenhague. El vuelo ha sido en un avión enano, pero sólo ha durado una hora y media. Desde el aeropuerto he cogido un tren hasta la estación central, y aquí me tenéis en plan bohemio: mientras espero a Bea (llegará en poco más de una hora) estoy desayunando en una cafetería y haciendo cosas con el portátil.

Hoy me espera un día muy largo: empezó a las 3:30 de la mañana hora de Vilnius (2:30 hora española y danesa) y tengo por delante toda la ciudad de Copenhague para patear.

Besos y abrazos.
Jaime

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ice-Skating


El sábado por la tarde nos fuimos a patinar sobre hielo al centro comercial Akrópolis. Fue toda una experiencia: desde Olli (el finlandés) que nos contó que tenía clases de patinaje sobre hielo en el colegio de pequeño (ahí empezó la gracia de que claro, depensiendo del día iba a clase en patines de hielo, esquiando...) hasta algunos portugueses que patinaban por primera vez.


Los portugueses la lían allá donde van: cantando en el autobús, hablando a grito pelado... vamos, que parecen españoles y todo, jajaja.

Yo ahora "falo portugues". Vamos, que hablo español y pongo una especie de acento gallego. Pero todos nos entendemos y eso es lo que importa.

El patinaje nos costó muy barato. Las sesiones son de 45 minutos y cuestan 9 Litas (2'62 €) alquiler de patines incluído. La verdad es que el tiempo se hizo corto, nos lo pasamos muy bien. Y respondiendo a la pregunta que todos os estáis haciendo: no, no me caí. Dejé el pabellón bien alto.


Besos y abrazos.
Jaime.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El pasaje del Terror

Tengo prácticas de laboratorio de la asignatura Modern Communication Systems. Igual que las clases, las prácticas son en la facultad de Electrónica, aunque en un edificio diferente. Este edificio da auténtico miedo, no me atrevería a decir ni cuántos años tiene... incluso tiene pintadas en ruso.

Realmente espeluznante. Espero que las fotos os ilustren.




Creo que por primera vez eché de menos la Carlos III.

Besos y abrazos.
Jaime.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Polonia

Este fin de semana hemos estado de visita en Polonia. La expedición de machotes (ninguna fémina quiso venir) estaba compuesta por:

  • España: Albert, Jose, Ricardo, Miguel y yo
  • Alemania: Willi y Eric
  • Bulgaria: Panayot
  • Portugal: Rui
  • Turquía: Sercan (Alias Chayanne)


    Salimos a las 22:00 del viernes hacia Varsovia y llegamos a las 6:30 de la mañana. En el autobús no me cabían las piernas, así que lo de dormir fue una misión casi imposible.

    Al llegar a Varsovia directamente cogimos otro tren hacia Cracovia. Cuando subimos no había sitio en los asientos, así que nos tocó ir a los diez en el hueco que hay entre vagones y al lado de la puerta del baño durante 3 horas.


    A eso de las 10:30 llegamos a Cracovia tras más de 12 horas viajando. Por la mañana visitamos el centro de la ciudad. La plaza central es impresionante, cada edificio es más bonito que el anterior.



    Por la tarde nos unimos a un tour gratuito organizado por la ciudad. El guía era bastante bueno, pero no sé si fue porque nos reenganchamos tarde que la mayoría del tour fue por el barrio judío.




    Al final acabamos en el museo Oskar Schindler, que se encuentra en lo que antiguamente era la fábrica. Allí cuentan los años del dominio Nazi y cómo los judíos estaban confinados en ghettos. Hay documentos de identidad de judíos deportados a campos de concentración, antiguas armas de las SS... incluso hay una habitación que es una recproducción de las habitaciones secretas donde se escondían cuando las SS hacían redadas.


    El día siguiente fuimos a Auschwitz. Cogimos el minibús (una furgonetilla venida a más) en Cracovia y tardamos 2 horas. En Auschwitz se visitan los dos campos de concentración porincipales: Auschwitz I y Auschwitz II - Birkenau.

    Hicimos una visita guiada (en inglés, claro). Fue el mayor acierto, porque nos explicó todo con mucho detalle.


    A la entrada del primer campo está esta leyenda, que quiere decir "EL TRABAJO TE HACE LIBRE". Es bastante irónico que los presos tuvieran que pasar por esta puerta cada día.

    En el primer campo de concentración vimos un montón de fotografías tomadas por los soldados alemanes, por miembros infiltrados de la alianza... incluso entramos en la cámara de gas que segúia en pie (las otras dos fueron destruidas por los alemanes en su huida) y el horno crematorio... es algo sobrecogedor.

    El segundo campo de concentración es como el primero pero mucho más grande. Lo construyeron cuando se quedaron sin espacio para toda la gente que esclavizaban (y eso que los tenían hacinados en un espacio insuficiente). Allí vimos las vías del tren donde llegaban los presos y donde se hacía la rueda de selección (los que eran aptos para trabajar eran registrados. Los que no, eran enviados a la cámara de gas).


    Realmente impresionante. Como la guía dijo: Auschwitz no es es sólo un museo, sino una forma de no dejar que caiga en el olvido.

    Por la tarde volvimos a Cracovia y visitamos un poco más la ciudad. Es increíble de noche.

    Polonia es un país muy católico y el día siguiente era 1 de Noviembre (todos los santos), por lo que todo el mundo estaba en las iglesias y cementerios. Nosotros aprovechamos para visitar alguna cosilla que nos quedaba por ver (como el castillo o la Universidad) y a mediodía cogimos de nuevo el tren a Varsovia.


    Nuestro autobús salió a las 9 de la noche de Varsovia y llegamos a Vilnius de nuevo a las 7 de la mañana.

    Ha sido un viaje increíble.

    Besos y abrazos.
    Jaime.

    miércoles, 27 de octubre de 2010

    Visita

    Llevo mucho sin contaros nada porque ha venido Bea de visita aprovechando las vacaciones de Autumn Break que hacen en Dinamarca a mediados de octubre. Como ha estado bastantes días hemos visitado Vilnius y también hemos aprovechado para hacer un pequeño tour por los países Bálticos o, como los llama ella, "mis países".


    PRIMERA ETAPA: VILNIUS

    Estuvimos visitando toda la ciudad: el centro, la catedral, Uzupis, el castillo Gediminos... incluso nos dio tiempo a hacer algo de compras, así aproveché y conocí el centro comercial más grande de la ciudad. Es un complejo enorme en las afueras de la ciudad. Las tiendas son como cualquier otro centro comercial, aunque las que más se prodigan son sin duda las zapaterías. Yo aproveché y me compré unas deportivas por sólo 20 eurillos porque las mías están dando sus últimos coletazos de vida.



    Yo ya había probado la comida típica lituana: los Cepelinai o Zeppelines, que son patatas rellenas de carne. Hay dos versiones: fritas o hervidas. La que más rica está es lógicamente frita. Lo mejor de todo fue que no encontrábamos ningún sitio donde comerlos (a mí me llevó mi mentora y yo no recordaba el sitio), así que le preguntamos a una pareja de más o menos nuestra edad que dónde podríamos encontrarlos. Ni cortos ni perezosos se pusieron a andar y nos dijeron que era muy difícil explicárnoslo y que tampoco lo tenían muy claro, así que nos guiarían. Estuvieron andando con nosotros un cuarto de hora o incluso más tiempo, nos dijeron dónde había un mercadillo, nos estuvieron contando cosas de Lituania (como que cuando hay -20ºC los niños tienen permitido no ir al colegio, y que a -25ºC todos los estudiantes pueden quedarse en casa) y nos llevaron hasta la puerta de un restaurante genial. Se portaron de diez.

    Mucha gente aquí es así de atenta y amable. Además por lo general nos tienen bastante aprecio a los españoles, aunque se sorprenden cuando ven que nuestro nivel de inglés es mejor que "Hello" y "Party". Nuestra fama nos precede. Es curioso cómo se me ha desmontado totalmente la idea de la gente fría de los países bálticos: son mucho más cercanos con la gente desconocida que en España.

    Otra curiosidad nos la encontramos simplemente paseando, os dejo con la foto:


    SEGUNDA ETAPA: TRAKAI



    Trakai es una pequeña ciudad que está 28 Km al oeste de Vilnius. Se tarda sólo media hora en tren. Fuimos a pasar el día y, aunque hacía frío, nos hizo un día precioso. El Parque Nacional Histórico de Trakai fue fundado el 23 de abril de 1991 para preservar Trakai como centro acondicionado del Estado lituano, así como su auténtica naturaleza. Es el único parque nacional histórico no sólo en Lituania, sino también en toda Europa. Lo más característico es su castillo, rodeado por un lago.


    En Trakai me compré también el maravilloso gorro de ruso que veréis en alguna foto más adelante. Me encanta, es lo más calentito que se ha inventado.

    A lo largo del camino encuentras muchos muelles con algún barquito incluso. Las vistas y la naturaleza son preciosas.



     Al irnos vimos una puesta de sol preciosa. Aunque la cámara de fotos de Bea estaba sin batería conseguimos hacer alguna foto.


    TERCERA PARADA: KLAIPEDA

     Klaipeda es el único puerto de mar importante de Lituania en el Báltico. Desde allí salen ferries a Suecia, Dinamarca y Alemania. Es una ciudad pequeña y de casas bajas y muy bonitas.


    Al ir a Klaipeda tuvimos una pequeña aventura: fuimos con las maletas y estaba lloviendo, por lo que calculamos mal el tiempo de trayecto hasta la estación de trenes.

    Llegamos 6 minutos antes de que saliese nuestro tren, sudando y tras mucho correr. Me acerqué a la taquilla mientras Bea esperaba con las maletas en las escaleras que iban a los andenes y pedí 2 billetes (en lituano, porque las taquilleras del tren no saben lo que es el inglés).

    Cuando me fueron a cobrar saqué la tarjeta de crédito y la taquillera me indicó que tenía que ir a la taquilla de al lado. Al ir a atenderme me dijeron que ya faltaban menos de 5 minutos para que saliera el tren y no podía pagar con tarjeta (todo esto mitad lituano mitad signos... no sé ni cómo nos entendimos). Saqué dinero en efectivo y me sacaron corriendo el billete. Llegamos al tren justo cuando estaba a punto de salir pero pudimos subirnos.

    Con las prisas no había comprobado el billete... sólo me habían dado uno. La revisora nos dijo que podíamos comprarlo en el tren, pero no podía ser con tarjeta de crédito y no teníamos Litas en efectivo. De nuevo mitad lituano, mitad inglés, mitad gestos... ofrecimos pagar en euros. Tras un rato aceptó: 16€. Sacamos el dinero y sólo teníamos 13... el tren estaba ya en marcha, nosotros sudando la gota gorda por el carrerón, las maletas y nuestra ropa empapada...

    Tras seguir intentando arreglar las cosas con el enorme hándicap del idioma llegamos a un acuerdo: ellos se quedarían nuestros euros, al llegar a Kláipeda yo bajaría del tren, sacaría dinero y pagaríamos el billete restante, y ellos entonces nos devolverían los euros. Así lo hicimos.

    Hay un parque con muchísimas esculturas. Es precioso el entorno entre tanta naturaleza.


    Klaipeda nos sirvió de puente a nuestra siguiente parada: Nida

    CUARTA PARADA: NIDA

    Con diferencia el sitio que más me ha gustado de este minitour que hemos hecho. El municipio de Neringa y su capital Nida son zonas costeras con una amplia zona de playas, situadas en una pequeña franja de terreno que, a su mitad, ya forma parte del enclave ruso de Kaliningrado.

    Madrugamos para coger el ferry que nos llevaba a la pequeña "manga" en la que está Nida. El ferry tarda 3 minutos en cruzar el estrecho. Allí cogimos un autobús que en 1 hora nos llevó hasta Nida.

    Nada más llegar nos encontramos un amanecer precioso en el puerto.



    Tras desayunar nos fuimos a visitar la duna más grande de Europa, de 60 metros de altura. Las vistas desde allí son impresionantes. Pudimos subir a lo más alto e incluso caminar por la duna.



    Después de visitar la duna nos fuimos andando una media hora a través del bosque para llegar al lado de Nida que da al Mar Báltico. Todas las playas de Nida tienen la bandera azul de calidad europea. La arena es blanca y fina, el agua está limpísima y el paisaje es asombroso.




    Tras esto, una última vuelta por la ciudad y vuelta a Klaipeda.


    QUINTA Y ÚLTIMA ETAPA: RIGA

    Riga es la capital de Letonia. Desde Klaipeda tardamos 4 horas en autobús. Hicimos una ruta de visita que nos recomendaron en la oficina de turismo para ver todo lo importante en un día. Lo bueno de Riga para visitar es que todo está cerquísima entre sí, lo que evita perder el tiempo en traslados.
    Es una ciudad maravillosa y tiene un toque incluso mágico. Tener la posibilidad de ver tantos edificios bonitos juntos es increíble.


    Incluso nos hicimos una foto con los trotamúsicos de Bremen


    Y por la tarde tuvimos de nuevo la oportunidad de ver una puesta de sol sobrecogedora desde la orilla del río. Os recomiendo que pinchéis en las imágenes para verlas en grande porque realmente merecen la pena.



    Y ese ha sido nuestro tour, que nos ha encantado.

    Intentaré contaros más cosas pronto.

    Besos y abrazos.
    Jaime.