Llevo dos días ultimando trabajos y entregas antes de las dos semanas de exámenes (el lunes que viene empiezo) y ahora ya sólo queda ir estudiando a mi ritmo. Así que ahora que tengo un rato de tranquilidad os voy a contar mi viaje.
PRIMERA ETAPA: COPENHAGUE
Como ya os conté, llegué el jueves a Copenhague y estuve esperando a Bea que tenía que llegar de Horsens. Llegó a eso de las 9 y media de la mañana, así que tuvimos todo el día por delante para visitar la ciudad. Lo primero que visitamos fue la plaza del ayuntamiento. Es una plaza enorme en la que tienes a un lado el Tivoli, a otro lado la calle principal de Copenhague y justo delante el ayuntamiento, escoltado por unas gárgolas (o algo similar).
Entramos en el ayuntamiento, donde había una exposición de pintura muy interesante. Allí mismo pudimos ver un reloj-calendario impresionante, tenía más de quince ruedas y cada una indicaba una cosa: desde las horas, minutos y segundos hasta las fases de la luna o de los planetas con respecto al Sol.
Seguimos por la calle principal. Es una calle muy bonita, con casas bajas y muchas tiendas (imaginaos la calle Preciados de Madrid). Por supuesto todo tiene un precio prohibitivo para quien venga de España. Me gustó mucho la tienda de Lego (Lego es una marca danesa, tienen en Dinamarca incluso un parque de atracciones que se llama Legoland), donde ya tienen puesta la decoración de Navidad.
Saliendo de la calle principal nos encontramos otra plaza en la que se encuentran los hoteles y edificios más caros de toda Dinamarca y donde también se alza la Ópera de Copenhague. Es una pena que la plaza estuviera en obras, desmerecía bastante el paisaje.
Allí encontramos un regalito especial para Agus y Carla. Para que vean que me acuerdo de ellos vaya donde vaya.
Y allí mismo se encuentra el Nyhavn. El Puerto de Nyhavn es sin duda una de las peculiaridades más destacables de Copenhague. Una sucesión de casitas antiguas de colores recorren ambos lados del canal más famoso de la ciudad. Actualmente están ocupadas por la pequeña burguesía urbana y por el turismo: cafeterías, pequeños hoteles...
Tiene su encanto por los barcos inmóviles que hay en el canal y el colorido tan variado de las casas. Antiguamente era una zona destinada a marineros sin trabajo, prostitutas y borrachos, aunque hoy en día es una de las mejores zonas. El escritor Hans Christian Andersen vivió veinte años en el nº 18 y en el nº 67.
Tras visitar el Nyhavn pusimos rumbo a Christiania. En 1971 el ejercito danés abandonó los cuarteles de Christianshavn, situados en pleno centro de la ciudad. Fue entonces cuando un movimiento "okupa" hizo un llamamiento a todos los jóvenes de Europa con ideología hippie, "okupa" y liberal para ocupar las 22 hectáreas del terreno militar.
El Gobierno dejó hacer esta ocupación hasta el punto de reconocer este suceso como un experimento social llamado “la ciudad libre de Christiana”. La venta de drogas blandas (marihuana y hachís) estaba permitida dentro de lo que se considera el barrio de Christiania. Las autoridades aceptan esta situación siempre y cuando no se derive hacia las drogas duras.
Estaba ya anocheciendo cuando nos preguntábamos si entrar o no al Tívoli. Los jardines del Tivoli son un parque de atracciones muy conocido. Habíamos leído en Internet que merecía la pena, así que decidimos comprar una entrada general (sin derecho a montarte en ninguna atracción) y lo visitamos.
Fue la mejor decisión que pudimos tomar. El parque es precioso y está ya totalmente decorado con motivos navideños. Estuvimos cerca de 2 horas dando un paseo y viendo el ambiente. Es curioso, pero nos dimos cuenta de que hay gente que va simplemente a pasear por allí, aunque tengan que pagar entrada.
Os pongo unas cuantas imágenes para que veáis de qué os hablo.
El día no dio para más. Habíamos madrugado mucho y el frío causaba ya estragos.
Al día siguiente fuimos a ver La Sirenita, pero resultó estar en la Expo de Sanghai y la traían justo al día siguiente. La verdad es que fue mala pata. Nos hizo además un día muy malo y, aunque visitamos unos jardines preciosos, se hacía bastante incómodo por culpa del frío, la lluvia y, sobre todo, el viento.
Por la tarde-noche subimos a la torre del observatorio astronómico. Las vistas de la ciudad desde allí son preciosas.
SEGUNDA ETAPA: MALMÖ
Malmo no es una ciudad danesa, sino sueca. Se cruza en tren desde Copenhague a través de un puente y se tarda apenas media hora. Lo más interesante que ver en Malmö es el Turning Torso, un edificio de 190m de altura (el más alto de Suecia) diseñado por el arquitecto e ingeniero español Santiago Calatrava.
La principal característica y atractivo del edificio es que la cúspide está girada 90º respecto a la base. Es toda una obra de ingeniería.
Las vistas del mar Báltico son preciosas. Estuvimos en un rompeolas increíble.
Luego visitamos el centro de la ciudad. es una ciudad similar a todas las danesas: casas bajitas, ladrillo y tejados de zinc. Uno de los símbolos de la ciudad es esta escultura:
Después visitamos la catedral y el castillo de Malmö, pero nos volvimos pronto a Copenhague porque teníamos 3 horas más hasta Horsens.
TERCERA ETAPA: HORSENS
Lo más destacable de Horsens fue la nevada con la que amaneció la ciudad el viernes.
Increíble. Eran casi 10cm de nieve. ¿Recordáis el parque tan verde de la primera visita? Miradlo ahora.
Para que comparéis os pongo la misma foto tomada con 2 meses de diferencia:
Esa tarde echamos una guerra de bolas de nieve contra los daneses... fue una mala idea, jajaja. Yo pensaba que consistía en hacer bolas de nieve y tirárselas a los otros, pero nos pillaron desprevenidos cuando salieron corriendo hacia nosotros para tirarnos al suelo y rebozarnos de nieve. ¡Qué bien sentó el café caliente de después!
Besos y abrazos.
Jaime.